La emergencia ambiental y humanitaria que viven los habitantes de Juanchaco y Ladrilleros, en Buenaventura, sigue creciendo ante el avance imparable del mar que se ha tragado buena parte de las playas y amenaza con destruir más viviendas. En las últimas semanas, más de 30 casas han resultado afectadas por la erosión costera que se agudiza con el aumento de las mareas y la falta de intervención estructural de las autoridades.

Los pobladores, que han levantado barricadas con costales y muros improvisados para intentar frenar el avance del mar, aseguran sentirse abandonados por el Estado. “Nos sentimos solos. El mar se está llevando nuestras casas y las autoridades solo dicen que están haciendo estudios”, expresó un líder comunitario.

La crisis también golpea la economía local. El turismo, principal fuente de ingresos en esta zona del litoral vallecaucano, ha caído drásticamente debido a la pérdida del paisaje natural, la reducción de playas y la acumulación de basura en la costa. Hoteleros, guías turísticos y familias que viven del alquiler de cabañas o de la gastronomía denuncian que las reservas se han desplomado.

El deterioro ambiental es otro de los efectos visibles. La zona hace parte del Parque Nacional Natural Uramba Bahía Málaga, un ecosistema protegido que enfrenta hoy una grave amenaza por la contaminación y el desbordamiento del mar. “La erosión comenzó el año pasado y ya se ha llevado unas 30 casas. Esta vez está mucho más fuerte”, relató Natalia Gamboa, habitante de Juanchaco, quien señaló que las barricadas con costales son su única defensa.

Ante el agravamiento de la situación, la comunidad hizo un llamado urgente a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, al Ministerio de Ambiente y a la Gobernación del Valle del Cauca para que se adopten medidas inmediatas de contención y se garantice la reubicación digna de las familias afectadas. También piden un plan de recuperación ambiental y de sostenibilidad turística que permita proteger el territorio y su identidad cultural antes de que el mar los borre del mapa.