Las autoridades de Cali continúan investigando el violento intento de robo ocurrido el pasado martes 14 de octubre en el barrio San Juan Bosco, donde una pareja en moto interceptó un automóvil y disparó en repetidas ocasiones, dejando a un pasajero del sistema MÍO herido. En medio de las pesquisas, se conoció que la motocicleta usada en el ataque —una Yamaha RX 100 azul con placas XMJ 65A— aparece registrada a nombre de una mujer de 64 años, oriunda de San Benito Abad, Sucre, quien asegura ser víctima de suplantación.

La mujer, identificada en registros mercantiles como administradora de empresas con actividad en el transporte de pasajeros, negó categóricamente tener relación con la motocicleta. “En mi vida he tenido una moto, y en Cali menos. Tienen que estarme suplantando, no sé nada de eso”, declaró a El Tiempo. La presunta propietaria afirmó que no reside en el Valle del Cauca y que desconocía completamente el uso del vehículo en actividades delictivas.

El intento de robo, que quedó registrado en video y circuló ampliamente en redes sociales, muestra a dos personas a bordo de la moto disparando contra un Nissan Sentra blanco modelo 2018, cuyo conductor intentó escapar del asalto. Uno de los disparos impactó en un bus del MÍO que transitaba por el sector, dejando herido a un pasajero. El automóvil, según registros de la Cámara de Comercio de Medellín, pertenece a un empresario dedicado a la compraventa de vehículos usados.

Autoridades rastrean vínculos y posibles suplantaciones
El caso ha puesto bajo la lupa el proceso de registro de motocicletas en el país, pues no es la primera vez que un vehículo utilizado en delitos aparece a nombre de personas que aseguran no tener ninguna relación con los hechos. La Secretaría de Movilidad de Cali y la Sijín de la Policía adelantan un rastreo técnico y documental para determinar si las placas fueron clonadas o si hubo manipulación en los registros del RUNT.

“Estamos verificando tanto la autenticidad de la matrícula como los antecedentes del vehículo. Este tipo de casos de suplantación se ha vuelto frecuente, por eso hacemos seguimiento con el Ministerio de Transporte”, explicó una fuente de la Policía Metropolitana de Cali.

El MIO, otra víctima del crimen urbano
El hecho también reavivó el debate sobre la seguridad en el transporte público y los altos índices de atracos en la ciudad. Según cifras de la Secretaría de Seguridad, en los últimos cuatro días se han registrado al menos tres casos de robos violentos con motociclistas armados, especialmente en zonas del centro y el sur de Cali.

“Ya hemos capturado 49 delincuentes vinculados a robos de motocicletas y desarticulado cuatro bandas dedicadas a esta modalidad. Sin embargo, estos casos demuestran que la criminalidad se está moviendo rápidamente”, afirmó el secretario de Seguridad, Jairo García. La Alcaldía de Cali anunció una recompensa de hasta 10 millones de pesos por información que permita dar con los responsables del ataque en San Bosco.

Mientras las autoridades trabajan en identificar a los autores materiales del crimen, crece la preocupación ciudadana por la sofisticación de las redes criminales que usan motos con placas alteradas o registradas a terceros para evadir la justicia. El caso, que ya está en manos de la Fiscalía y los organismos de control, podría destapar un entramado de irregularidades en la compraventa y registro de vehículos en el país.

“Estamos ante un delito que va más allá del robo: involucra suplantaciones, manipulación de registros y un mercado negro de motos usadas en hechos violentos”, señaló un investigador del CTI. Por ahora, tanto la supuesta propietaria del vehículo como el empresario atacado han sido llamados a rendir declaración, mientras la ciudad sigue exigiendo resultados frente a una ola de atracos que no da tregua.